Ayer domingo jugaron la final de la Eurocopa España e Italia. Los derrotados, Italia (4-0), se llevaron un buen chasco, más que nada porque después de llegar a la final la derrota duele más que si hubieran caído en la primera fase. Este sentimiento de decepción que se acentúa en los que quedan segundo se puede explicar mediante el llamado pensamiento contrafáctico. Cuando sentimos frustración, indignación o dolor por algo que hemos perdido por muy poco ponemos en marcha este pensamiento, hacemos simulaciones sobre lo que podría haber ocurrido, y cuanto más signifique la consecución de un objetivo la frustración será de mayor intensidad. Se ha estudiado este mecanismo con deportistas que obtuvieron segundos puestos frente a los que fueron terceros o cuartos, y curiosamente el resultado fue que los que quedaron segundo, que tuvieron un pensamiento contrafáctico al alza (se piensa en opciones mejores como «por muy poco no consigo la medalla de oro») se sintieron más frustrados que los que consiguieron el bronce, ya que estos tendieron a imaginar que podrían haber quedado en puestos inferiores (se piensan opciones peores que las conseguidas,pensamiento contrafáctico a la baja).
Lo siento por los italianos, pero nosotros somos otra vez CAMPEONES!!
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