Desgraciadamente no hay un archivo arqueológico que nos indique cuando empezó el lenguaje en el ser humano, esto ayudaría mucho a establecer su origen y estudio. La teoría más aceptada es la de la selección darwinista: dentro de la variabilidad individual del hombre, aquellos que poseen ventajas frente a otros, en este caso una comunicación básica superior, son los que tienen más posibilidades de sobrevivir y se reproducen mejor (nuestros dos primeros objetivos), es decir tienen una ventaja adaptativa. Parece ser que hubo un protolenguaje anterior al lenguaje, que sería el que tienen los simios y los niños pequeños, un sistema de comunicación básico e incompleto, sin las estructuras formales que caracterizan al lenguaje, que serviría para establecer contacto con el intercomunicador y transmitir determinada información elemental.
Se da la causalidad de que el area 44 de Brodmann (en el cerebro), relacionada con la realización de gestos de los primates, corresponde al área de Broca en los humanos y es la responsable del habla, por lo que el origen del lenguaje a nivel neuronal pudiera estar en la evolución de los gestos o signos manuales de los primates. Las neuronas espejo, descubiertas hace poco por Rizzolatti, Fadiga, Gofassi y Gallese, (1996) podrían haber intervenido en la imitación de los gestos, favoreciendo la comunicación. El aumento de esta comunicación con gestos y símbolos podría haber obligado a una mejora en las habilidades lingüísticas para hacer frente a la gestión de estos. Por otra parte la mayoría de nosotros somos diestros, y haciendo caso de la lateralidad cerebral que dice que la mitad izquierda del cuerpo es dirigida por el hemisferio derecho y al contrario, y que el área de Broca, dedicada al lenguaje humano está más desarrollada en el hemisferio izquierdo, alguna relación habrá y algo de razón puede tener esta teoría de la evolución del lenguaje a través de los gestos manuales (en el resto de animales no se da tanta preferencia por la derecha o la izquierda y tampoco han conseguido un lenguaje como el nuestro).
Después de toda la evolución del lenguaje en el hombre, después de haber intentado sin éxito tener una buena comunicación con los animales similar al lenguaje humano, y no sólo un puñado de gestos respondidos, especialmente con chimpancés y últimamente con delfines, llega no se sabe quién e inventa la comunicación por símbolos escritos, limitados y en tiempo real pero con respuesta diferida, el WhatsApp, medio comunicativo por excelencia en los últimos años.
Lo que en principio valía para hacer una pregunta en concreto, obtener un ok sobre algo o una ubicación en el centro comercial, se ha convertido en todo un medio de comunicación generalizado con el que hay que tener mucho cuidado de no meter la pata. El problema es cuando lo queremos utilizar para una conversación más profunda. Contamos las palabras para ahorrar tiempo y esfuerzo a nuestros pulgares, ya que solemos tener varias conversaciones mantenidas a lo largo del día o los días, y después pasa lo que pasa, se malinterpretan las microfrases y los argumentos, olvidas lo que has puesto anteriormente y te contradices, le mandas uno por error a la persona equivocada, etc, etc. Definitivamente, quitando las ventajas, que por otra parte también las tiene el email y no sé por qué no se usa en la comunicación entre amigos, parece un paso atrás en la evolución del lenguaje y en el buen uso que le hemos dado durante tantos siglos, además, ¿no tienes también cientos de minutos gratis para hablar con tu conexión a internet en el móvil, y siempre te sobran a final de mes? La evolución siempre debe ser hacia adelante y para algo mejor. La próxima vez llámame o te llamo y hablamos. Foto: Flickr
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