Tener una palabra en la punta de la lengua (TPL).

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Nos pasa muchas veces que queremos decir el nombre de una persona o un objeto y no nos sale, por más que pensemos y busquemos en nuestra memoria, a pesar de tener la sensación de que estamos a punto de decirla, es el fenómeno denominado «tenerlo en la punta de la lengua». Sabemos que conocemos la palabra pero no la podemos nombrar. También pasa que conozcamos por qué letra empieza o cuántas sílabas tiene. Parece que es un fenómeno universal, que incluso les pasa a los niños de dos años (Elbers, 1985) y que aumenta con la edad. Curiosamente se da más en personas bilingües (Gollan y Acenas, 2004).

Esta imposibilidad de decir la palabras se debe a un problema en el acceso léxico, en el proceso de producción del habla, en la primera fase en la que ya sabemos lo que vamos a decir y cuando vamos a buscar la palabra (su pronunciación) no la «encontramos». Somos conscientes del significado de una palabra pero no podemos acceder temporalmente a sus sonidos. El proceso de producción del habla se divide en tres fases: conceptualización, donde se determina que información es la que se va a decir, formulación, que es transformar ese pensamiento a un código lingüístico, en donde se incluye la elección de las palabras (lexicalización), cómo vamos a juntar esas palabras (la planificación sintáctica) y la codificación fonológica, es decir, cómo convertimos las palabras en sonidos; y una tercera fase denominada ejecución, que es la planificación articulatoria y fonética detallada de lo que vamos a decir, terminando con la articulación.

La teoría más aceptada es que se debe a un debilitamiento entre los sistemas semánticos y el fonológico, con un déficit en la transmisión de la activación del nivel semántico (cuando pensamos en la palabra que vamos a decir) y el nivel fonológico (que nos dice como se pronuncia una determinada palabra). Esto encajaría muy bien en el hecho de que se de más en personas bilingës: tienen un mismo almacen semántico pero los vínculos con el sistema fonológico son más débiles porque hablan cada idioma sólo durante una parte del tiempo que hablan. Foto: Flickr

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