Cada vez estamos más conectados a internet y lo usamos para todo: compras, conocimiento, gestiones administrativas, ocio, etc. Desde el principio -con los chats- ha sido fuente de amigos e inicio de relaciones sentimentales. Empresas como Meetic o eDarling ofrecen la posibilidad de conocer a nuestra media naranja basándose en los mismos gustos, aficiones y afinidad en la personalidad. La agencia Sinc de noticias de ciencia recoge un estudio publicado en PNAS que dice que las parejas on line tienen más probabilidades de romper que las que se han conocido en la vida real, a pesar de que las agencias de contactos promulguen que sus métodos son más fiables, ya que se basan incluso en el método científico.
Hay otros estudios que dicen que lo bueno del mundo on line -y la agencias de contacto- es que pone en contacto a gente que no se hubieran conocido de otra manera, por lo que aumenta la probabilidad de encontrar la pareja ideal, pero que a la hora de aplicar su algoritmo de afinidad, -basados en las últimas investigaciones sobre personalidad y psicología social según los cuales parecerse a la pareja da lugar a mayor satisfacción- no tiene ninguna base científica ya que no se pueden replicar independientemente y los datos podrían no estar libres de errores de observación (que es lo que defiende el método científico). Según Wiebke Neberich, asesora científica de dDarling, se protege este algoritmo para que los competidores no se lo copian -claro, como la fórmula de la Coca-Cola. Aún así, prometen estudios prospectivos a largo plazo que publicarán en 2014.
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Un estudio de Cacioppo afirma que las probabilidades de ser felices son mayores si se ha conocido a la pareja siendo compañeros de colegio que si ha sido en un bar o una cita a ciegas. En internet pasa algo parecido: son peores los canales de chat que las redes sociales o juegos en comunidad. A corto plazo pudiera ser más interesante tener diferentes actitudes, personalidades o intereses, pero a largo plazo siempre es mejor la afinidad. Lo que resulta más controvertido es que las agencias de contacto, con su algoritmo, intentan predecir la similitud antes de que se haya conocido una pareja, y sobre esto no hay ninguna evidencia.
Algunas páginas van más lejos incluso y analizan genes y moléculas para encontrar la pareja ideal genéticamente compatible, es el caso de Genapartner.com. Esta empresa analiza en una muestra de saliva los genes HLA que determinan la respuesta inmunitaria de cada persona basándose en un estudio de 1995 en el que un grupo de voluntarias olieron camisetas de hombres, sintieron más atracción por los hombres cuyo sistema inmunológico era más diferente al suyo, ya que mientras más diferencia haya entre los genes HLA de una pareja mejor será la capacidad de respuesta inmunológica de la descendencia.
También se analizan hormonas y neurotransmisores, como en Chemistry.com, que clasifica la personalidad en director, negociador, explorador y constructor, según si domina la testosterona, los estrógenos, la dopamina o la serotonina. Así, por ejemplo, una persona directora será compatible con una negociadora, basando su algoritmo de afinidad en estos emparejamientos de la personalidad.
Harry Reis, autor de otro estudio sobre el tema, afirma que tener en cuenta todas las opciones que nos brinda internet puede ser muy laborioso cognitivamente, además de que los perfiles en esas páginas no logran captar la esencia de una persona. Otro punto importante es que cuanto antes se vean fuera del mundo digital mejor ya que en caso contrario las expectativan podrían estar infladas.
Cacioppo concluye que la tecnología es una herramienta y los resultados dependen de cómo se use, por lo que no todo son desventajas. Foto de Lordkhan en Flickr.com
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