Cuando tomamos decisiones en el presente lo hacemos pensando que es la mejor opción y que nos servirá para el futuro. Pero cuando pasan los años nos damos cuenta de que lo que pensábamos hace años no nos vale para el momento que estamos viviendo. Terminar una relación sentimental, cambiar de trabajo o decidir que estudios realizar, son algunos ejemplos de decisiones pasadas que, con el paso de los años, pierden validez, hasta que llegamos a arrepentirnos de haberlas tomado.
Según el psicólogo Dan Guilbert, tendemos a pensar que nuestro presente es un momento mágico en el que pensamos que ya somos las personas que seremos el resto de nuestras vidas, esto lo llama el psicólogo como la ilusión del fin de la historia.
Esto puede verse en un estudio llevado a cabo en el que se preguntaba a un grupo por los valores placer, éxito y honestidad, y cómo habían cambiado en los últimos 10 años. A otro grupo se les preguntó por estos mismos valores, pero cuánto pensaban que iban a cambiar respecto a ellos en los próximos 10 años. El resultado fue que la gente espera cambiar en menor medida cuanto más mayor , y que piensan que ese cambio es menor del que realmente se produce, subestimando siempre la tasa de cambio, si comparamos las previsiones para el futuro con lo que se ha cambiado en los últimos años.
Estos cambios se producen en los valores, en los rasgos de la personalidad, en los gustos y preferencias y la razón podría estar en que nos cuesta imaginar nuestro futuro próximo y sólo somos consciente del cambio cuando lo vemos en restrospectiva, es decir, cuando miramos hacia atrás y vemos cuánto hemos cambiado.
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