Actualmente hay un gran interés por estos dos tipos de pensamiento, sobre todo en educación.
El pensamiento crítico comprende el pensamiento reflexivo y productivo, que evalúa el conocimiento que tenemos sobre las cosas de la vida cotidiana y que se suponen verdaderas. Se tiene una conciencia activa para crear nuevas ideas mostrando una actitud abierta hacia el conocimiento nuevo. Preguntarse además del qué ha ocurrido, el cómo y el por qué ha ocurrido determinado hecho objeto de nuestro conocimiento, pensar que puede haber otras opciones igualmente válidas a la que tenemos nosotros, y preguntarse otras cuestiones que queden fuera de lo que se conoce, son algunas de las acciones que llevan a este pensamiento.
El pensamiento creativo supone pensar de manera creativa y novedosa para conseguir soluciones nuevas a los problemas bajo perspectivas alternativas a las convencionales. Es curioso que las personas creativas filtran menos la información distractora y la que los demás consideran irrelevante, que aparentemente «no sirve» para encontrar soluciones. En este proceso creativo influyen las habilidades intelectuales, la personalidad, la motivación y el conocimiento en conjunto. Se trata de organizar e integrar de forma novedosa la información nueva con lo ya conocido, para alcanzar soluciones innovadoras.

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