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A la hora de elegir un psicólogo no se suele pensar en su titulación, de hecho, a veces se recurre a otros profesionales como coachs, terapias alternativas, sanadores espirituales, porque se piensa que los problemas de la mente no son tan graves como los médicos (son igualmente importantes para la salud). Se supone que la habilitación para ejercer como psicólogo es correcta en todos los casos, pero hay algunas cosas que todos deberíamos saber.
En la medicina parece que encontrarse con un fraude es más difícil, pero también los hay. En el ámbito psicológico, casi cualquiera es capaz de soltar una parrafada del niño interior que llevas o del mindfullness tibetano, que nos deja con la boca abierta. Parece que hay más intrusismo, tal vez porque sea un terreno -el de la mente-menos conocido que la medicina (o por lo menos eso creo que es la percepción de muchas personas).
Para empezar, acudir a un psicólogo del sistema sanitario es seguro, se supone que han pasado los filtros de formación y titulación para llegar hasta el despacho de la seguridad social. Claro que en la mayoría de los casos los tiempos, para conseguir una cita, se alargan demasiado, y aún hoy la atención es deficitaria (más o menos como la atención médica).
A nivel privado, que esté colegiado es también garantía de su formación (que no de su valía). Internet nos ayuda mucho en la búsqueda de un psicólogo, por ejemplo si buscamos psicólogos en Madrid o psicólogos en Ávila, encontramos estas dos páginas de confianza. Por otra parte, ya se están implementando las consultas on line y numerosos estudios confirman que la ayuda psicológica online es tan efectiva como la presencial.
En el ámbito de la psicología sanitaria hay en nuestro país dos tipos de psicólogos titulados: el Psicólogo Especialista en Psicología Clínica (PEPC) y el Psicólogo General Sanitario. En el primer caso el programa de formación es el PIR (similar al MIR, médico residente, en medicina) y en el segundo el Master de Psicología General Sanitaria (MPGS). Obviamente para acceder a estos programas hay que ser licenciado o graduado en Psicología. Ambos son similares en competencias, pero con distintas connotaciones sobre las que hay desacuerdo en la profesión.
Con la llegada del Master de Psicología General Sanitaria ha habido bastante polémica ya que no se sabía muy bien como quedaban los antiguos psicólogos que obtuvieron en su día la licenciatura y si podían ejercer en consultas privadas y públicas como psicólogos sanitarios y clínicos, ya que antiguamente no había tal distinción.
Finalmente, en la enmienda introducida en la Ley 3/2014 (Bo.O.E. de 28/03/2014) se ha intentado atajar el problema dándoles a estos psicólogos el pleno derecho a ejercer como psicólogos clínicos o sanitarios a todos aquellos que ya ejerzan como tales, eximiéndoles de obtener los dos títulos al principio reseñados. Es normal, si para ejercer una profesión se piden unos requisitos establecidos desde años atrás, no se puede de un año para otro pedir una formación para la misma actividad, siendo esta tan costosa en tiempo, esfuerzo y dinero.
Una vez aclarado un poco este tema, la polémica se centró en quien tenía más categoría profesional, si una formación PIR o una PGS, o si estaban equiparados. El Colegio Oficial de Psicólogos, optó por el primero, con el consenso de Asociaciones de psicólogos, y le otorgó un mayor estatus y privilegios respecto a los segundos. Y esta decisión aumentó el malestar entre gran parte de la profesión, ya que daba a los PGS un papel de casi auxiliares frente a los PIR, para el caso que un psicólogo «de los antiguos» que sacara el Master de Ps. General Sanitaria. Si queréis saber más sobre este tema os recomiendo este enlace.
Esperemos que esta problemática se vaya aclarando en un futuro, para los pacientes que quieren acudir a un psicólogo, pueden estar tranquilos que cualquiera de las tres opciones que hemos hablado: psicólogo clínico, psicólogo con PEPC o psicólogo con PIR son buenas opciones a la hora de buscar ayuda psicológica.
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