Los orígenes de la Inteligencia Emocional

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Los primeros indicios que encontramos de referencias a las emociones y el comportamiento, datan de 1855 con Alexander Bain, filósofo y psicólogo escoses, quien en su libro “The sense and the intellect”, alude a dos tipos de personas: Emotiva e Intelectual, mencionando que la emotiva lo es por instinto, vibran con las
situaciones de la vida y no controlan sus emociones con frecuencia, y la intelectual tiende a ser más analítica, racional y autocontrolada. A su vez, en el año 1859, Londres, publica una nueva obra llamada “The Emotions and the Will” su obra más relevante. Este autor reconoció la importancia de los impulsos internos en la vida de las personas, también tenía una inquieta comprensión de la motivación y aludía a la influencia de los eventos del entorno, el proceso de respuesta de las emociones (Bain, 1882).
Más adelante encontramos a Charles Darwin (1872) haciendo alusión a la relevancia de las emociones para la supervivencia y la adaptación, en su libro “The Expression of the Emotions in Man and Animals”, dentro del cual también se mencionan las expresiones faciales de las emociones.
Luego, encontramos a Wilhelm Dilthey en el año 1910, quien hace referencia al humano desde la espiritualidad, diciendo que el hombre es un cruce histórico-social de sus impulsos. “Considerado figura central de la ‘Gnoseología de las Emociones’ por su positiva valoración de la afectividad en el proceso cognoscitivo” (Fernández Labastida, 2001, p.233).
En 1920, Thorndike, hace alusión a la habilidad de comprender y motivar a otras personas y conducirse sabiamente en las relaciones humanas, como inteligencia social, propuesta a partir de la ley del efecto. Esta inteligencia está estrechamente relacionada con el constructo actual de inteligencia emocional (Thorndike y Stein, 1937).
En 1943 Wechsler, D., señala que un IQ elevado no garantiza que una persona tenga la capacidad de conducir su vida y su entorno adecuadamente, comparándolo con aquellas personas con IQ medio, que por el contrario pueden tener gran éxito en la forma de manejar sus relaciones, debido a esto, argumenta que existe factores no-intelectuales que influyen en el comportamiento de las personas (Wechsler, 1943).
El Dr. Wayne Dyer, en el año 1976, en su libro “Tus Zonas Erróneas” diverge abiertamente de la concepción de “inteligencia” establecida como el nivel de cociente intelectual, señalando que una persona es inteligente cuando es dueña de sus propias emociones y además está a cargo de sí, mental y emocionalmente (Dyer, 1976).
En el año 1983, Howard Gardner, habla de la teoría de las inteligencias múltiples, a través de la cual rescata a la inteligencia del campo netamente “intelectual”, permitiendo su apreciación desde otras perspectivas aparte de las lógico-lingüísticas, redefiniendo la inteligencia como un conjunto de capacidades, habilidades o talentos, que pueden ser aplicados a diferentes materias. Dos de sus inteligencias expuestas, (la intrapersonal, que es la capacidad de introspección, autoconocimiento, amor propio; y la interpersonal, que es la habilidad de percibir y reconocer los estados emocionales en los demás, utilizando estos conocimientos para responder adecuadamente en diferentes circunstancias), simplificaron el futuro desarrollo de la inteligencia emocional como la conocemos hoy en día (Gardner, 1983).
Dos años más tarde, en 1985 Wayne Leon Payne, escribió una tesis doctoral llamada “A study of emotion: developing emotional intelligence; self-integration; relating to fear, pain and desire” (Un estudio de la emoción: el desarrollo de la inteligencia emocional; autointegración; relacionado con el miedo, el dolor y el deseo), introduciendo por primera vez el constructo Inteligencia Emocional, al cual hacía referencia cómo la capacidad de percibir, interpretar y responder a los diferentes eventos estimulantes externos, con una “Teoría Holográfica…” dentro de la cual explica el proceso que desencadena un Evento, su evaluación, impresión, interpretación, formación de creencia y respuesta que, para Payne, es una especie de respuesta sincrónica; emocional, física, intelectual y visual. Muestra gran preocupación por el efecto de la cultura de la supresión emocional de la sociedad y dice que “la ignorancia emocional es la causa de los problemas graves de la sociedad como: depresión, adicción, enfermedad, conflictos religiosos, violencia y guerra” (Payne, 1985, p.1)
En 1987, Ayman Sawaf popularizó el término alfabetización emocional, haciendo referencia a la educación en el campo de las emociones, cómo aprender a percibirlas y transmitirlas. Dos años más tarde, en 1989, creó una compañía de medios que tenía el propósito de promover la alfabetización emocional para niños en sus hogares y colegios. En ese mismo año inició estudios sobre la IE aplicada a las organizaciones (Sawaf, 2018).
Más adelante en 1990, los profesores Salovey y Mayer formalizaron su concepto de Inteligencia Emocional como: “la capacidad de controlar los sentimientos y emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y de utilizar esta información para guiar el pensamiento y las acciones”. En sus investigaciones buscaban la forma de desarrollar una herramienta que les permitiera medir, de forma válida, la inteligencia emocional. Así, dieron inicio a la investigación formal concerniente al campo de la Inteligencia Emocional. Basaron sus estudios en la Inteligencia Social de Gardner, vista por este como la inteligencia personal
que estaba compuesta por la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal (Salovey
y Mayer, 1990, p.5).
En el año 1995, Daniel Goleman publicó el libro Inteligencia Emocional, impulsando así, el concepto acuñado por Salovey y Mayer algunos años atrás, sin embargo, no solo se basó en este concepto, sino también en diferentes contribuciones de varios autores de diferentes disciplinas que se relacionan con la IE, y así éste desarrollo su propio modelo y definición de la inteligencia emocional: “es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos” (Goleman, 2006)

Entrando en el mundo organizacional, en el año 1997, Sawaf y Cooper, publican el libro “Inteligencia Emocional aplicada al Liderazgo y las organizaciones” en el cual se encuentra una definición de inteligencia emocional como “la capacidad de sentir, entender y aplicar eficazmente el poder y la agudeza de las emociones como fuente de energía humana, información, conexión e influencia.” Dentro del cual se describen los 4 pilares (conocimiento emocional, aptitud emocional, profundidad emocional y alquimia emocional) de la inteligencia emocional que los autores establecieron dentro de su modelo.

Fuente:Inteligencia emocional para el desarrollo de una socialización organizacional de calidad. (uji.es)

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