¿Y si no fuéramos tan racionales como pensamos?
Daniel Kahneman, psicólogo ganador del Premio Nobel de Economía, explora en este libro cómo funciona la mente humana al tomar decisiones. Su objetivo es mostrarnos que no somos tan racionales como creemos: gran parte de nuestras elecciones están condicionadas por sesgos cognitivos, emociones y atajos mentales. El libro gira en torno a dos sistemas de pensamiento, el Sistema 1, que es rápido, intuitivo, emocional, y el Sistema 2, que es lento, deliberado y lógico.
Ambos son necesarios, pero su interacción explica muchos de nuestros errores.
Los dos sistemas:
Sistema 1 (rápido e intuitivo) opera de manera automática, sin esfuerzo consciente. Nos permite reconocer caras, conducir en una carretera vacía o reaccionar a un peligro inmediato, usa heurísticos (atajos mentales) para ahorrar energía. Es eficiente, pero puede llevarnos a juicios equivocados, por ejemplo si te digo: “1+1=?”, contestas sin pensar usando el sistema 1
El sistema 2 (lento y analítico) se activa cuando enfrentamos un problema complejo o nuevo y requiere atención y gasto de energía. Se encarga de comprobar, calcular, reflexionar y tomar decisiones más conscientes. Por ejemplo, si te digo: “¿17 x 24?”, necesitas esfuerzo y estás usando el Sistema 2.
El problema es que el Sistema 2 es “perezoso”, se fatiga fácilmente, y deja que el Sistema 1 domine más de lo que debería.
Sesgos cognitivos y heurísticos.
Kahneman dedica gran parte del libro a explicar cómo los sesgos afectan nuestra forma de pensar. Aquí están los más importantes:
1. Exceso de confianza.
Creemos que sabemos más de lo que realmente sabemos. Por ejemplo, pensar que podemos predecir el mercado bursátil porque “vemos tendencias claras”.
2. Aversión a la pérdida. Perder duele más que ganar satisface. Preferimos no perder 100€ antes que ganar 150€.
3. Heurística de disponibilidad.
Sobreestimamos la probabilidad de un evento si podemos recordarlo fácilmente, por ejemplo, temer más a un accidente aéreo (muy raro) que a un accidente de coche (mucho más común) porque salen más en las noticias.
4. Efecto anclaje.
Un número inicial, aunque sea arbitrario, influye en nuestras estimaciones posteriores .Ejemplo: si alguien dice que un coche vale 30.000€, y luego te ofrecen 20.000€, te parecerá barato… aunque quizás su valor real sea 10.000€.
5. Ilusión de comprensión.
Pensamos que entendemos el pasado y que eso nos permite predecir el futuro. Un ejemplo sería si después de una crisis financiera, todo parece “obvio” en retrospectiva, aunque nadie lo predijo antes.
Teoría de la perspectiva (Prospect Theory). Uno de los aportes más famosos de Kahneman (y Tversky) es la Teoría de la perspectiva, que explica cómo las personas toman decisiones bajo riesgo.
Somos más sensibles a las pérdidas que a las ganancias. Ante una posible pérdida, nos volvemos más arriesgados, sin embargo, ante una posible ganancia, preferimos la opción segura.Un ejemplo clásico: Opción A: ganar 100€ seguro. Opción B: 50% de ganar 200€, 50% de no ganar nada. La mayoría elige A, aunque ambas opciones son estadísticamente iguales.
Ilusiones cognitivas. Kahneman explica que así como el ojo puede ser engañado por ilusiones ópticas, la mente también cae en ilusiones cognitivas. Un ejemplo clásico es este: “Linda es soltera, brillante y muy comprometida con causas sociales. ¿Qué es más probable?”A) Linda es cajera de banco.B) Linda es cajera de banco y activista feminista.La mayoría elige B, aunque estadísticamente A siempre es más probable, por ley de la probabilidad, cuantas menos opciones, es más probable).
Esto muestra que confiamos en la narrativa del Sistema 1 en lugar de la lógica del Sistema 2
¿Cuál es el impacto en la vida real?
Kahneman aplica sus descubrimientos a distintos ámbitos, en Economía, muestra que los mercados no son racionales, porque las decisiones financieras están llenas de sesgos. En Política, los líderes también se dejan influenciar por heurísticas, lo que explica decisiones arriesgadas o mal planificadas. Y en la vida cotidiana, desde cómo compramos hasta cómo evaluamos riesgos, siempre nos afectan los dos sistemas.
Nuestra mente no es racional al 100%. La mayoría de nuestras decisiones son intuitivas y emocionales. El Sistema 1 es útil, pero engañoso, nos da rapidez, pero también sesgos.Por el contrario, el Sistema 2 es más fiable, pero perezoso. Necesitamos entrenarlo para intervenir cuando importa.
Reconocer nuestros sesgos es el primer paso, no podemos eliminarlos, pero sí reducir su impacto.
La Idea central del libro es que «no somos máquinas lógicas: somos humanos con intuiciones rápidas y sesgos profundos. La clave no es eliminar estos errores, sino aprender a detectarlos y compensarlos”.



Deja un comentario