¿Alguna vez sentiste que alguien desaparecía justo cuando más lo necesitabas? No es casualidad. Es apego evitativo en acción. Y en la era digital, esa acción se ha vuelto más fácil, más silenciosa y más dolorosa.
Vivimos en un tiempo donde los vínculos se forman rápido y se disuelven aún más rápido. El ghosting —desaparecer sin explicación de una relación— se ha convertido en una práctica común, casi normalizada. Pero detrás de ese silencio hay patrones psicológicos profundos que merecen ser comprendidos.
¿Qué es el apego evitativo?
El apego evitativo es uno de los estilos de apego identificados por la teoría del apego, desarrollada por John Bowlby y ampliada por Mary Ainsworth. Se caracteriza por una tendencia a evitar la intimidad emocional, a minimizar la expresión afectiva y a mantener distancia en las relaciones.
Las personas con apego evitativo suelen haber aprendido, en etapas tempranas, que mostrar necesidad o vulnerabilidad no es seguro. Como resultado, desarrollan estrategias de autosuficiencia emocional y evitan situaciones que impliquen dependencia o cercanía excesiva.
En palabras de Bartholomew y Horowitz (1991), el estilo evitativo se asocia con una imagen positiva de sí mismo pero negativa de los demás: “No necesito a nadie, porque los demás no son confiables”.
Ghosting: la evasión emocional digital
El ghosting es una forma de evasión emocional que se ha amplificado con la tecnología. Basta con no responder un mensaje, bloquear un perfil o simplemente desaparecer. No hay confrontación, no hay cierre, no hay explicación.
Desde la perspectiva del apego evitativo, el ghosting puede ser una estrategia inconsciente para evitar el malestar que genera la intimidad, el conflicto o la vulnerabilidad. Es más fácil desaparecer que enfrentar el dolor de decir “no quiero seguir”.
Pero para quien lo vive desde el otro lado —especialmente si tiene un estilo de apego ansioso— el silencio no es neutral. Es una herida que activa inseguridades, miedos y narrativas de abandono.
Datos y estudios recientes
- Un estudio de LeFebvre et al. (2019) encontró que el 65% de los jóvenes adultos han experimentado ghosting en relaciones románticas.
- Según Timmermans et al. (2020), el ghosting se asocia con niveles más altos de ansiedad, rumiación y desregulación emocional en quienes lo sufren.
- Las personas con apego evitativo tienen mayor probabilidad de usar ghosting como estrategia de ruptura (Freedman et al., 2022).
Además, investigaciones en psicología digital muestran que la hiperconectividad no ha mejorado la calidad de los vínculos, sino que ha facilitado formas de evasión emocional más rápidas y menos visibles.
¿Cómo se manifiesta el apego evitativo en la era digital?
- Mensajes breves y evasivos: Evitan conversaciones profundas o emocionales.
- Desapariciones intermitentes: Se alejan cuando la relación se vuelve más íntima.
- Dificultad para hablar de emociones: Prefieren racionalizar o cambiar de tema.
- Ghosting como cierre: Terminan relaciones sin explicación, incluso si hubo conexión previa.
Estas conductas no siempre son conscientes ni malintencionadas. Son mecanismos de defensa que protegen al individuo de lo que percibe como amenaza emocional.
El impacto del ghosting en quien lo recibe
Para quien tiene un estilo de apego ansioso, el ghosting puede ser devastador. La falta de cierre activa el sistema de apego, generando:
- Ansiedad intensa: “¿Qué hice mal?”, “¿Por qué me ignora?”
- Rumiación constante: Revisar mensajes, buscar señales, imaginar escenarios.
- Autoatribución negativa: Culparse por la desaparición del otro.
- Dificultad para confiar en futuras relaciones.
El ghosting no es solo una ausencia. Es una forma de evasión emocional que deja huellas invisibles.
¿Cómo abordar el apego evitativo y el ghosting?
Para quien ghostea:
- Reconocer el patrón: ¿Por qué desapareces cuando alguien se acerca?
- Explorar el miedo a la intimidad: ¿Qué te incomoda del vínculo?
- Practicar cierres respetuosos: No necesitas justificar todo, pero sí humanizar tu salida.
Para quien lo sufre:
- Validar el dolor: Tu reacción es legítima, no exagerada.
- Evitar la sobreinterpretación: El silencio del otro no define tu valor.
- Buscar cierre interno: Escribir, hablar, reflexionar, incluso sin respuesta externa.
En terapia, trabajar los estilos de apego puede transformar profundamente la forma en que nos vinculamos. No se trata de cambiar quién eres, sino de entender cómo te proteges y cómo puedes abrirte sin perderte.
El apego evitativo no es un defecto. Es una estrategia aprendida. El ghosting no es solo una conducta digital: es una expresión de miedo, de evasión, de límites no verbalizados.
Pero también es una oportunidad. Una señal de que algo en nuestra forma de vincularnos necesita ser revisado, comprendido y transformado.
Porque merecemos vínculos donde el silencio no sea la única respuesta. Porque merecemos despedidas que no duelan más que el rechazo. Porque merecemos relaciones donde el apego no sea una trampa, sino un puente.



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