La respuesta corta es inquietante: la libertad absoluta (esa idea de que podríamos haber actuado diferente bajo las mismas circunstancias exactas) es probablemente una ilusión. Sin embargo, tanto la psicología como la filosofía moderna sugieren que esto no nos convierte en robots. Aunque la neurociencia muestra que el cerebro inicia las acciones milisegundos antes de que seamos conscientes de ellas, poseemos algo crucial: «grados de libertad» y la capacidad de veto (a veces llamado free won’t). No somos autores incausados de nuestras vidas, pero somos los editores conscientes de nuestros impulsos.


1. El Campo de Batalla Filosófico: Determinismo vs. Compatibilismo

Para entender si somos libres, primero debemos definir contra qué luchamos. En filosofía, la batalla principal no es entre «libertad y destino», sino entre dos visiones técnicas:

  • El Determinismo Duro: Imagina el universo como una mesa de billar. Si conoces la posición y velocidad de cada átomo en el Big Bang, teóricamente podrías predecir cada evento posterior, incluyendo que tú leerías este artículo ahora mismo. Bajo esta visión, defendida por pensadores como Spinoza y, más recientemente, por biólogos como Robert Sapolsky, el libre albedrío es un mito. Somos la suma de nuestra biología y nuestro entorno; no hay un «pequeño hombrecito» (homúnculo) dentro del cerebro manejando las palancas sin ser influenciado por la química.
  • El Compatibilismo: Aquí es donde entra Daniel Dennett. Los compatibilistas aceptan que el universo es determinista (causa y efecto), pero redefinen la libertad. Para ellos, el libre albedrío no es magia (escapar de las leyes de la física), sino competencia. Si actúas según tus deseos internos sin coacción externa (nadie te apunta con una pistola), eres libre. La evolución nos ha dado cerebros capaces de prever el futuro y evitar peligros; esa capacidad de «evitabilidad» es nuestra libertad.

Nota Clave: La pregunta filosófica ha cambiado de «¿Podría haber hecho otra cosa?» a «¿Fui yo el dueño de la acción, o fui forzado?».


2. Lo que dice la Neurociencia: El Experimento que nos Quitó el Sueño.

Si la filosofía pone las reglas, la neurociencia pone los datos. Y los datos son incómodos.

En los años 80, el neurocientífico Benjamin Libet realizó un experimento legendario. Pidió a los participantes que movieran un dedo cuando sintieran el impulso de hacerlo, mientras monitoreaba su actividad cerebral.

El hallazgo: El cerebro mostraba un aumento de actividad eléctrica (el potencial de preparación) unos 350 a 500 milisegundos antes de que el sujeto fuera consciente de su decisión de moverse.

La implicación: Parece que el cerebro decide por su cuenta, y medio segundo después, la conciencia recibe el memo y se atribuye el mérito diciendo: «Yo decidí esto». Si esto es cierto, la conciencia es más un vocero de prensa que un presidente ejecutivo.

La Contraparte: El «Free Won’t».

Sin embargo, no todo está perdido. Investigaciones posteriores sugieren que, aunque quizás no iniciamos el impulso conscientemente, tenemos una ventana de tiempo (unos 200 ms) para vetar la acción. No tenemos «libre albedrío» para generar el impulso, pero sí tenemos «libre veto» para detenerlo.


3. La Perspectiva Psicológica: La Ilusión Necesaria.

Aquí entra la psicología social y cognitiva. Independientemente de si el libre albedrío es real a nivel atómico, creer en él es psicológicamente vital.

  • La necesidad de la Agencia: Los estudios de Vohs y Schooler mostraron que cuando se induce a las personas a creer que el libre albedrío no existe (leyendo textos deterministas), es más probable que hagan trampa en exámenes y sean menos altruistas.
  • El Locus de Control: La psicología distingue entre quienes sienten que controlan su vida (locus interno) y quienes se sienten víctimas de las circunstancias (locus externo). Un locus interno fuerte correlaciona con mejor salud mental y éxito profesional.
  • La Ilusión de Usuario: El psicólogo Daniel Wegner argumentó que la sensación de voluntad consciente es como el «cursor» en la pantalla de tu computadora. El cursor no hace los cálculos (eso lo hace el procesador), pero te ayuda a entender y navegar el sistema. Sentir que «yo lo hice» nos permite aprender de los errores y asumir responsabilidad moral.

A continuación os dejo un vídeo muy interesante. Es un debate excepcional entre Robert Sapolsky (determinismo biológico) y Daniel Dennett (compatibilismo), donde discuten si nuestra biología elimina nuestra responsabilidad moral.

Do We Have Freewill? / Daniel Dennett VS Robert Sapolsky

Este video es relevante porque verás en tiempo real el choque entre la visión científica «dura» y la visión filosófica «pragmática», permitiéndote decidir qué argumento resuena más con tu propia experiencia de vida.

Cuando la Filosofía Choca con la Realidad (Justicia, Amor y Trabajo).

Si aceptamos que nuestra biología y entorno guían nuestras acciones más de lo que admitimos, ¿cómo reestructuramos nuestra sociedad? La respuesta no es el caos, sino una empatía radical.

1. En el Banquillo de los Acusados: ¿Culpables o «Defectuosos»?

El sistema judicial actual se basa en la justicia retributiva: castigamos porque «te lo mereces» (asumiendo que podrías haber elegido no cometer el crimen).

  • El dilema neurolegal: Si un tumor cerebral convierte a un padre amoroso en un pedófilo (un caso real documentado), lo operamos y «curamos» su conducta. Pero si la causa es una combinación invisible de genes y traumas infantiles, lo encarcelamos.
  • La propuesta (Greene & Cohen): Los expertos sugieren movernos hacia una justicia consecuencialista o restaurativa. En lugar de castigar por venganza moral, el sistema debería enfocarse en:
    1. Protección: Aislar a quien es peligroso (como a un virus, sin odio).
    2. Rehabilitación: Modificar las causas (entorno, salud mental) que detonaron la conducta. Cita clave: «La ley no necesita cambiar, pero nuestra intuición moral sí. Ver al criminal como una máquina rota, no como un alma malvada.»

2. En la Oficina: La Paradoja del Rendimiento.

Aquí surge un dato contraintuitivo. Aunque intelectualmente sepamos que el libre albedrío es limitado, creer en él te hace mejor profesional.

  • El «Bonus» de la creencia: Investigaciones (Vohs et al.) han demostrado que los empleados que creen firmemente que controlan su destino (alto locus de control) tienen mejor desempeño, son más puntuales y muestran más comportamiento ético.
  • El riesgo del determinismo: Pensar «todo está escrito» o «soy así y no puedo cambiar» en el trabajo lleva a la pasividad y a la falta de responsabilidad («llegué tarde porque había tráfico», en lugar de «debí salir antes»).
  • Consejo práctico: En el trabajo, opera bajo la «ficción útil». Asume responsabilidad total por tus resultados, aunque sepas que la suerte jugó un rol.

3. En la Pareja y la Familia: El Poder del Perdón.

Es en nuestras relaciones más íntimas donde el determinismo (bien entendido) puede ser una herramienta de sanación masiva.

  • El fin del rencor: Cuando tu pareja olvida (otra vez) sacar la basura o dice algo hiriente, solemos pensar: «Lo hace porque no le importo / porque es malo».
  • La visión compasiva (Sapolsky): Si entiendes que ese comportamiento es el resultado de cómo fue criado, su nivel de estrés actual y su neuroquímica del momento, el juicio moral se desvanece. No significa permitir el abuso, sino entender que la gente hace lo mejor que puede con las herramientas que tiene.
  • El Error Fundamental de Atribución: En psicología, tendemos a juzgar los errores ajenos como defectos de carácter («es un vago») y los nuestros como contexto («estaba cansado»). Aceptar que los demás también están condicionados por su contexto facilita el perdón radical.

La Libertad como un Músculo.

Quizás no tengamos «Libre Albedrío» en el sentido mágico de romper las leyes de la física. Pero tenemos «Libertad de Grados». Un humano tiene más grados de libertad que un perro, y un perro más que una bacteria.

Tu trabajo no es angustiarte por si eres un robot biológico. Tu trabajo es aumentar tus grados de libertad: aprender más, ir a terapia, cuidar tu cerebro y rodearte de entornos que te empujen a mejores decisiones. Como dijo Daniel Dennett: «Ese es el único tipo de libre albedrío que vale la pena querer.»


Referencias:

  1. Greene, J., & Cohen, J. (2004). For the law, neuroscience changes nothing and everything. (Paper seminal sobre neuroderecho).
  2. Vohs, K. D., & Schooler, J. W. (2008). The value of believing in free will: Encouraging a belief in determinism increases cheating.
  3. Baumeister, R. F. (Estudios sobre autorregulación y fuerza de voluntad como recurso limitado).
  4. Sapolsky, R. M. (2023). Determined: A Science of Life without Free Will. (Argumento biológico fuerte contra el libre albedrío).
  5. Dennett, D. C. (2003). Freedom Evolves. (La defensa filosófica del compatibilismo y la libertad evolutiva).
  6. Libet, B. (1985). Unconscious cerebral initiative and the role of conscious will in voluntary action. (El paper original del experimento).
  7. Wegner, D. M. (2002). The Illusion of Conscious Will. (Análisis psicológico de la sensación de agencia).

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