Las relaciones de pareja son uno de los vínculos humanos más complejos y significativos. A pesar de que el deseo de amar y ser amado es universal, muchas personas tropiezan una y otra vez con los mismos errores que erosionan la confianza, la intimidad y el respeto mutuo. Como psicólogo clínico especializado en terapia de pareja durante más de quince años, he observado patrones recurrentes que explican por qué muchas relaciones se deterioran, incluso cuando ambas partes desean que funcionen.
En este artículo, analizaremos con profundidad los errores más comunes que cometemos en una relación de pareja, respaldados por investigaciones empíricas y la experiencia clínica. También ofreceremos estrategias prácticas para corregirlos, con el objetivo de construir vínculos más saludables, resilientes y satisfactorios.
1. La Comunicación Defensiva y la Escucha Ausente
Uno de los errores más frecuentes —y más dañinos— es la comunicación defensiva. Cuando una persona se siente atacada, tiende a responder con justificaciones, contraataques o silencio. Esta dinámica, bien documentada por John Gottman y su equipo en su investigación sobre “los Cuatro Jinetes del Apocalipsis” (Gottman & Silver, 1999), incluye la crítica, el desdén, la actitud defensiva y el bloqueo emocional.
La defensa no resuelve conflictos; los perpetúa. Además, va de la mano con una escucha ineficaz: escuchar para responder, en lugar de escuchar para comprender. La escucha activa —que implica atención plena, empatía y validación— es fundamental para la intimidad emocional, pero es raramente practicada de forma consciente.
Solución:
Practicar la comunicación no violenta (Rosenberg, 2003) y usar frases como “Me siento…” en lugar de “Tú siempre…”. La pareja debe aprender a crear un espacio seguro donde ambos puedan expresar vulnerabilidades sin temor a ser juzgados.
2. Idealizar al Otro y Negar la Realidad
Al inicio de una relación, es común idealizar a la pareja. Este fenómeno, conocido como “luna de miel cognitiva”, tiene una base neurobiológica (Aron et al., 2005). Sin embargo, cuando esta idealización persiste, impide ver al otro con claridad, lo que lleva a frustraciones posteriores.
Muchas personas entran en una relación esperando que su pareja “los complete” o cambie aspectos fundamentales de su personalidad. Esta expectativa no solo es irreal, sino que carga al otro con una responsabilidad imposible.
Solución:
Aceptar al otro con sus virtudes y defectos, y reconocer que el crecimiento en pareja es un proceso mutuo, no una reforma unilateral. La terapia cognitivo-conductual (Beck, 1087) puede ayudar a identificar y modificar estas creencias disfuncionales.
3. Evitar los Conflictos en Lugar de Resolverlos
Otro error grave es confundir la ausencia de conflicto con la armonía. En realidad, los conflictos son inevitables y, si se manejan con respeto, pueden fortalecer la relación. El problema surge cuando se evitan sistemáticamente, se suprimen emociones o se recurre al “pacto de silencio” para no “hacer ruido”.
La evitación prolongada genera resentimientos acumulados, distanciamiento emocional y, con el tiempo, desapego. Estudios longitudinales han demostrado que las parejas que resuelven conflictos de forma constructiva reportan mayores niveles de satisfacción relacional (Noller & Feeney, 2002).
Solución:
Establecer “rituales de reconciliación” y normas de discusión saludable: sin gritos, sin insultos, sin abandonar la conversación sin una pausa acordada. Es clave aprender a discutir sin destruir.
4. Descuidar la Intimidad Emocional y Física
Con el paso del tiempo, muchas parejas caen en la rutina y dejan de cultivar la intimidad, tanto emocional como física. La intimidad emocional —compartir pensamientos profundos, miedos, sueños— requiere tiempo y vulnerabilidad. La intimidad física, por su parte, no se reduce al sexo, sino que incluye el contacto cotidiano: abrazos, caricias, miradas.
La investigación de Chapman (1992) sobre los “cinco lenguajes del amor” subraya que cada persona tiene formas distintas de sentirse amada. Ignorar estos lenguajes (palabras de afirmación, tiempo de calidad, regalos, actos de servicio, contacto físico) conduce a que uno o ambos miembros se sientan desatendidos.
Solución:
Reservar tiempo de calidad sin distracciones (como el celular) y practicar la intimidad diaria, aunque sean solo 10 minutos de conexión genuina. La terapia centrada en emociones (EFT), desarrollada por Sue Johnson (2008), es eficaz para restaurar el vínculo emocional en parejas.
5. No Establecer Límites Sanos
Los límites sanos no son barreras, sino puentes que permiten la convivencia respetuosa. Muchas parejas confunden el amor con la fusión: pierden su individualidad, invaden el espacio personal del otro o se sobreexigen emocionalmente.
Este fenómeno, conocido como enmeshment (fusión desadaptativa), puede generar dependencia emocional, celos patológicos y pérdida de identidad. Por el contrario, las relaciones saludables se basan en la interdependencia: dos individuos autónomos que eligen estar juntos.
Solución:
Definir claramente qué es aceptable y qué no en la relación, y respetar los espacios personales, amistades, hobbies e intereses individuales. La terapia sistémica familiar (Minuchin, 1974) enfatiza la importancia de los límites claros para el funcionamiento relacional.
6. Culpar en Lugar de Responsabilizarse
La dinámica de “tú tienes la culpa” es tóxica. En lugar de asumir responsabilidad parcial en los problemas, muchas personas externalizan todo el error en su pareja. Este patrón, común en relaciones disfuncionales, impide cualquier posibilidad de crecimiento conjunto.
La investigación en psicología social muestra que la atribución de intenciones negativas (por ejemplo, “lo hizo a propósito para herirme”) agrava los conflictos y reduce la empatía (Fincham & Beach, 1999).
Solución:
Fomentar la autorreflexión y la responsabilidad compartida. Preguntas como “¿qué parte de esto depende de mí?” o “¿cómo contribuí a esta situación?” son poderosas herramientas de cambio.
7. Ignorar las Señales de Alerta Tempranas
Muchas parejas esperan a que la crisis estalle para buscar ayuda. Sin embargo, los problemas relacionales suelen manifestarse con señales tempranas: irritabilidad constante, evitación del contacto visual, disminución del afecto, críticas frecuentes.
Ignorar estas señales equivale a dejar que una herida se infecte. La prevención y la intervención temprana son claves. Gottman demostró que el 90% de las parejas que buscan terapia tardíamente ya han desarrollado patrones de interacción negativos muy arraigados (Gottman, 1994).
Solución:
Normalizar la terapia de pareja como un recurso preventivo, no solo correctivo. Acudir a un profesional ante los primeros indicios de desconexión.
8. Comparar con Otras Parejas
Las redes sociales han exacerbado la tendencia a comparar nuestra relación con las versiones idealizadas que otros muestran en línea. Esta comparación genera insatisfacción, celos y autocrítica injusta.
Es crucial recordar que toda relación tiene altibajos, y que lo que se muestra públicamente rara vez refleja la realidad íntima. La comparación no solo es injusta, sino que desvía la atención de lo que sí se puede mejorar en la propia relación.
Solución:
Reducir el consumo pasivo de redes sociales y centrarse en los propios valores relacionales. En lugar de mirar “afuera”, fortalecer el “nosotros” desde dentro.
9. No Aprender del Pasado
Muchas personas repiten los mismos patrones relacionales de sus padres o relaciones anteriores, incluso cuando son disfuncionales. Esto se debe a los modelos internos de apego formados en la infancia (Bowlby, 1969), que influyen en cómo nos vinculamos en la adultez.
Sin conciencia y trabajo terapéutico, tendemos a atraer o recrear dinámicas familiares conocidas, aunque sean dolorosas.
Solución:
Explorar con un terapeuta los patrones de apego (seguro, ansioso, evitativo, desorganizado) y cómo afectan la relación actual. La terapia puede ayudar a “reparar” estos esquemas y crear nuevos patrones más saludables.
10. Olvidar que el Amor se Nutre con Acciones Diarias
Finalmente, uno de los errores más sutiles pero profundos es creer que el amor es un sentimiento estático. En realidad, el amor es un verbo: se construye día a día mediante gestos pequeños pero constantes: escuchar con atención, agradecer, cuidar, perdonar, elegir al otro incluso en los días difíciles.
La investigación de Fredrickson (2013) sobre las “microconexiones positivas” muestra que los momentos breves de conexión genuina —una sonrisa, un cumplido, un gesto de apoyo— acumulan capital emocional que sostiene la relación en tiempos de crisis.
Solución:
Cultivar la gratitud relacional. Una práctica sencilla pero poderosa es compartir diariamente tres cosas que agradeces de tu pareja.
Conclusión: Amar Bien Requiere Aprendizaje
Amar no es solo sentir; es hacer. Y como todo hacer humano, requiere aprendizaje, paciencia y compromiso. Los errores en pareja no son signos de fracaso, sino oportunidades para crecer —si se enfrentan con humildad y deseo genuino de mejora.
Las relaciones saludables no son aquellas sin conflictos, sino aquellas donde los conflictos se transforman en puentes. Donde hay espacio para el error, la reparación y la evolución conjunta.
Si reconoces alguno de estos errores en tu relación, no te desanimes. Lo más importante no es haberlos cometido, sino estar dispuesto a cambiar. Y si el camino se vuelve confuso, recuerda que pedir ayuda profesional no es una debilidad, sino un acto de amor hacia ti y hacia tu pareja.
Referencias
- Aron, A., Fisher, H., Mashek, D. J., Strong, G., Li, H., & Brown, L. L. (2005). Reward, motivation, and emotion systems associated with early-stage intense romantic love. Journal of Neurophysiology, 94(1), 327–337. https://doi.org/10.1152/jn.00838.2004
- Bowlby, J. (1969). Attachment and Loss: Vol. 1. Attachment. New York: Basic Books.
- Chapman, G. (1992). The Five Love Languages: How to Express Heartfelt Commitment to Your Mate. Chicago: Northfield Publishing.
- Fincham, F. D., & Beach, S. R. (1999). Conflict in marriage: Implications for working with couples. Annual Review of Psychology, 50(1), 47–77. https://doi.org/10.1146/annurev.psych.50.1.47
- Fredrickson, B. L. (2013). Love 2.0: How Our Supreme Emotion Affects Everything We Feel, Think, Do, and Become. New York: Hudson Street Press.
- Gottman, J. M. (1994). Why Marriages Succeed or Fail: And How You Can Make Yours Last. New York: Simon & Schuster.
- Gottman, J. M., & Silver, N. (1999). The Seven Principles for Making Marriage Work. New York: Crown Publishers.
- Johnson, S. M. (2008). Hold Me Tight: Seven Conversations for a Lifetime of Love. New York: Little, Brown Spark.
- Minuchin, S. (1974). Families and Family Therapy. Cambridge, MA: Harvard University Press.
- Noller, P., & Feeney, J. A. (2002). Understanding Marriage: Developments in the Study of Couple Interaction. Cambridge University Press.
- Rosenberg, M. B. (2003). Nonviolent Communication: A Language of Life







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