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En 1986 Nadean Cool, ayudante de enfermera en Wisconsin, acudió a un psiquiatra en busca de terapia por un trauma que había sufrido por su hija. Durante la terapia el psiquiatra usó hipnosis y otras técnicas sugestivas que sacaron a la luz recuerdos olvidados de abuso que ella misma había experimentado. Logró recordar que había estado en un culto satánico, que había sido violada, que había tenido relaciones sexuales con animales y que había sido obligada a ver el asesinato de un amigo suyo de la infancia. Llegó a creer que había tenido más de 120 personalidades distintas y que había sufrido maltrato y abuso sexual de pequeña. Cuando se dió cuenta que esos recuerdos eran falsos por la inverosimilitud de algunos de ellos demandó al psiquiatra y en marzo de 1997 se resolvió el asunto con una indemnización de más de dos millones de dólares.
Otro caso similar fue el de Beth Rutherfor, al que un consejero de la iglesia «ayudó» a recordar que su padre, un clérigo, había violado a niños de entre 7 y 14 años, con la ayuda en algunas ocasiones de su propia madre. También con la ayuda del terapeuta consiguió recordar que su padre la había dejado preñada y que abortó, pero en un examen posterior se determinó que ella era virgen y que nunca había estado embarazada, por todo esto fue demandado y ella recibió una compensación de un millón de dólares en 1996.
A no ser que puedan ser corroborados, los recuerdos de abuso infantil son muy difíciles de determinar si son verdaderos o falsos. Muchas investigaciones han demostrado que en algunas circunstancias nuestros recuerdos no son todo lo fiables que pensamos.
En 1970 Elizabeth F. Loftus realizó un experimento sobre el efecto de la desinformación: a un grupo de testigos de un accidente (visionaron imágenes de un accidente simulado) se les sugerió después de ver el vídeo que había una señal de ceda el paso, cuando realmente lo que salía en el vídeo era una de Stop. Posteriormente, cuando fueron preguntados por los hechos a los que se les sugerió tal señal tendían a decir que sí habían visto la señal de ceda el paso, había conseguido modificar o influir en el recuerdo de algunos participantes.
Esta investigadora llegó a la conclusión que la memoria es fácilmente modificable y que los recuerdos originales se pierden con el paso del tiempo. La mala información o los interrogatorios sugestivos o incluso cuando leemos una información en un períodico puede hacer que modifiquemos lo que recordamos de un hecho de nuestro pasado.
Elizabeth F. Loftus es profesora de psicología y la Universidad de Washington. Su investigación se ha centrado en la memoria humana y el testimonio de testigos en juicios. Ha publicado 18 libros y más de 250 artículos científicos.
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