Según la Psicología, son las interpretaciones que hacemos de la realidad, y no la mera realidad, lo que determinan nuestras emociones, sentimientos y en último fin nuestra conducta. Y si esa interpretación se hace de manera distorsionada, desencadenará emociones y sentimientos negativos y acciones que nos perjudicarán (desadaptativas). Las distorsiones cognitivas son deformaciones inconscientes de nuestros pensamientos, y tienen la finalidad de adaptar la realidad a nuestros esquemas mentales (patrones organizados de ideas preconcebidas, es nuestra forma particular de ver el mundo y de pensar, condiciona nuestra conducta y, lo peor, como se forman pronto son rígidos y difíciles de modificar). Así, cuando nos enfrentamos a una situación que no encaja bien con nuestros esquemas, se produce lo que se llama Disonancia Cognitiva, y para reducirla, surgen las distorsiones cognitivas. El motivo es que necesitamos ser coherentes con lo que pensamos (nuestros esquemas mentales de la realidad). Estas son algunas de las más frecuentes:
Abstracción selectiva o filtrado: centramos la atención en un solo detalle del hecho o circunstancias, obviando los demás, se atiende a las características negativas, descartando las positivas. Esta distorsión es muy frecuente en un programa de reeducación alimentaria. Cuando un día nos saltamos el plan y comemos uno de esos alimentos prohibidos, podemos pensar que no tenemos capacidad para cumplirlo, cuando lo objetivo en esta situación es que la mayor parte del tiempo sí lo hemos cumplido, y es en esta ocasión exclusivamente cuando no lo hemos hecho.
Consejo: cuando un día nos saltemos el menú hay que hacer borrón y cuenta nueva, que nos valga como descanso, y a seguir con más ganas el plan.
Pensamiento todo o nada: Se interpreta la situación en términos absolutos todo o nada. Nos parece que las posturas extremas son las únicas válidas, y no tenemos en cuenta que hay una continuidad, una graduación. En la alimentación, un ejemplo claro sería cuando decimos: no pruebo el pan a partir de ahora. Esto es una postura extrema, lo razonable sería empezar diciendo voy a comer menos pan.
Generalización excesiva: Se toma una situación negativa y se piensa que sucede siempre o nunca. Sacamos una conclusión global con un solo caso. Hacemos nuestro primer plato saludable y no nos sale nada bueno, entonces pensamos que nunca saldrá bien. Frases que nos decimos como no seré capaz de conseguirlo, nadie confiará en mí, no llegaré a nada, siempre fallo , nunca he conseguido que ninguna dieta me funcione. Se abusa del uso de expresiones del tipo todo, siempre, nunca.
Consejo: siempre que detectemos estos pensamientos debemos de flexibilizar su rigidez, hablar en términos de probabilidad, y usar palabras como a menudo, a veces, en esta ocasión,…
Buscar culpables o culparse uno mismo: no tengo fuerza de voluntad, me ha invitado a comer y me está atosigando con gran cantidad de comida.
Saltar a conclusiones: se da por hecho lo que los demás piensan sobre nosotros mismos, no lo conseguirá tampoco esta vez, o nos decimos lo que nos va a pasar, no vamos a cumplir con esta dieta-
Descartar lo positivo: Se anulan las carácter y acciones positivas de la persona. En un programa de alimentación, no se ve el logro conseguido.
Mosqueda EAJ, Méndez-Sánchez C, Galindo-Trejo E. Distorsiones cognitivas y atribuciones de causalidad: un taller de pareja. Rev Elec Psic Izt. 2017;20(1):220-238.
Deja una respuesta