En el siglo XX las terapias más efectivas fueron las terapias de conducta clásicas, que se apoyaba en el cambio directo de comportamiento mediante el manejo de contingencias, es decir, asociar conductas desagradables a aquellas conductas que queremos extinguir y agradables a las que queremos reforzar, básicamente. Cuando se vieron que no todos los problemas podían ser resueltos con la terapia conductual surgieron las terapias cognitivos-conductuales, que añadieron la dimensión cognitiva, estas conforman la segunda generación de terapias. Se centró el cambio en el papel primordial de la cognición, lo que pensamos, cómo lo pensamos, etc. Aunque la terapia cognitivo conductual goza de buena salud hoy en día, también tiene limitaciones, ya que los cambios significativos que producen son más conductuales que cognitivos. se desconocen sus principios activos, no se sabe qué causa el cambio significativo. La tercera generación de terapias representa un salto cualitativo porque las técnicas que engloba están orientadas, no a la evitación/reducción de síntomas, sino a que la persona actúe con la responsabilidad de la elección personal y la aceptación de los eventos privados que conlleve ese proceder.
Son terapias de tercera generación la Terapia Dialéctica de Linehan, la Psicoterapia Analítica Funcional de Kohlenbreg, la Terapia Integral de Pareja de Jacobson, la Terapia Basada en la Toma de Conciencia, Terapia Cognitiva Basada en la Atención Plena y la Terapia de Aceptación y Compromiso ACT. Todas ellas apuestan por un cambio de diferente nivel al que proponen las terapias previas. No se centran en la eliminación de los síntomas cognitivos para así alterar la conducta del paciente, sino que se orientan a la alteración de su función a través de la alteración del contexto en el que estos síntomas cognitivos resultan problemáticos. De todas ellas, la más representativa es la ACT.
Se centra en ayudar a las personas a desarrollar habilidades para aceptar sus pensamientos y emociones difíciles en lugar de intentar controlarlos, y a comprometerse con acciones que estén alineadas con sus valores y objetivos de vida. La ACT se basa en la idea de que el sufrimiento humano surge de la lucha constante contra pensamientos y emociones negativas, y que aceptarlas y dejarlas ir puede liberar energía y recursos para centrarse en lo que realmente importa en la vida. La ACT utiliza diversas técnicas, como la atención plena, la defusión cognitiva y la clarificación de valores, para ayudar a las personas a desarrollar una mayor conciencia de sí mismos y a tomar medidas efectivas para mejorar su calidad de vida.
La ACT puede ser aplicada en una amplia gama de problemas de salud mental y bienestar emocional, y puede ser utilizada como tratamiento principal o como complemento a otros enfoques terapéuticos.
Algunas de las aplicaciones de la ACT incluyen:
- Trastornos de ansiedad: La ACT ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de trastornos de ansiedad como el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de estrés postraumático.
- Depresión: La ACT puede ser efectiva en el tratamiento de la depresión, en especial cuando se combina con otros enfoques terapéuticos como la terapia cognitivo-conductual.
- Adicciones: La ACT se ha utilizado en el tratamiento de diversas adicciones, como el alcoholismo y la adicción a las drogas.
- Trastornos alimentarios: La ACT ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de trastornos alimentarios como la bulimia nerviosa y la anorexia nerviosa.
- Dolor crónico: La ACT se ha utilizado para ayudar a las personas que padecen dolor crónico a reducir su sufrimiento y a mejorar su calidad de vida.
- Estrés laboral: La ACT se ha utilizado en el tratamiento del estrés laboral, ayudando a las personas a desarrollar habilidades para manejar el estrés y a mejorar su rendimiento en el trabajo.
- Prevención del burnout o el incremento del rendimiento deportivo.
Fuentes:
- La terapia de aceptación y compromiso, fundamentos, características y evidencia, M. Carmen Luciano Soriano y María Sonsoles Valdivia Salas.
- Molina Moreno, P. y Quevedo Blasco R. 2019, Aplicación de la Terapia de Aceptación y Compromiso con niños y adolescentes. International Journal of Psychology & Psychological therapy, 19, 2, 173-188.
- Foto de fauxels: https://www.pexels.com/es-es/foto/gente-multicultural-3184419/
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