El método RULER consiste en el entrenamiento, desarrollo y potenciación de las habilidades y actitudes relacionadas con las cinco habilidades básicas que comprende el modelo teórico de la Inteligencia Emocional de Salovey y Mayer.
La base de este método es que las emociones son esenciales para el aprendizaje, la toma de decisiones, el éxito académico, personal, social y laboral.
La primera de ellas es (Recognizing) el reconocimiento de las emociones en uno mismo y en los demás. La persona es capaz de identificar y entender sus propias emociones, sentimientos y pensamientos, . La segunda es (Understanding), la comprensión de las causas y consecuencias de esas emociones, qué las provoca y qué se deriva de esos estados emocionales, interpretar emociones complejas, que son la mezcla de emociones básicas, como miedo y sorpresa y identificar transiciones emocionales (pasar de la tristeza a la alegría). La tercera es (Labeling), el vocabulario emocional o etiquetado, tener una amplia gama de emociones que permitan describir con precisión como nos sentimos. La cuarta sería (Expressing,) la expresión adecuada y adaptada al contexto de lo que se nos demanda de las experiencias emocionales, saber elegir con qué emociones quedarse en función de si son útiles o no, saber manejar las emociones ajenas, por ejemplo: poder contener la ansiedad de un amigo o dirigir su enfado por una mala noticia. Y la quinta habilidad (Regulating) es la regulación efectiva de las emociones, poner en marcha estrategias cognitivas y comportamentales para gestionar nuestras emociones ante un evento de alta demanda emocional; este método de intervención en educación socio-emocional (SEL- por sus siglas en inglés), es una herramienta científicamente validada con mucha evidencia empírica a nivel internacional. Fue creado por el Dr. Marc Brackett en el centro de inteligencia emocional de la Universidad de Yale (Castillo-Gualda, García, Pena, Galán, y Brackett, 2017).
Las herramientas que usa el método son 4:
- El acuerdo emocional, donde se reflexiona acerca de cómo quieren sentirse en el colegio, o el trabajo, qué deben hacer para tener esas sensaciones o sentimientos de forma permanente y pautas para permitir prevenir conflictos o situaciones difíciles.
- El medidor emocional, se enseña a pensar sobre el nivel de amabilidad y el nivel de energía o excitación.
- el meta-momento, que es el espacio entre un disparador de una emoción, y la respuesta emocional, pensar antes de actuar, ayuda a mejorar las prácticas de reflexión y a responder de manera asertiva.
- El plan emocionalmente inteligente. Ayuda a manejar los conflictos entre compañeros y profesores, reparar relaciones y restaurar un buen clima, creando entornos seguros y productivos.
Este método también se ha podido aplicar al ámbito laboral, según se recoge en un estudio de Castillo-Gualda y cols, 2017, donde lo aplicaron a un grupo de 54 profesores de dos escuelas de Madrid. Obtuvieron resultados positivos en la mejoría de las habilidades de percepción, comprensión y regulación emocional, y en variables de satisfacción y compromiso en su trabajo.





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