Diferencias entre hombres y mujeres en los trastornos de ansiedad

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La ansiedad es una respuesta natural que nos prepara para un peligro cercano. Es una emoción normal y saludable que puede ayudarnos a prepararnos para enfrentar situaciones desafiantes o peligrosas. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, persistente e interfiere con la vida diaria, puede ser un trastorno de ansiedad.

Tiene tres componentes: el fisiológico (nerviosismo, p.e.), afectivo (miedo) y cognitivo (preocupación o indefensión). Todos los trastornos de ansiedad presentan síntomas de ansiedad, aunque son distintos en cada trastorno.

Según el DSM-V, el Manual diagnóstico de clasificación de los trastornos mentales, se distinguen principalmente los siguientes trastornos de ansiedad:

  1. Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): caracterizado por una preocupación excesiva e irracional sobre muchas cosas en la vida cotidiana. Entre sus síntomas se incluyen la fatiga, insomnio, tensión muscular, inquietud, falta de concentración y la irritabilidad
  2. Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): caracterizado por pensamientos repetitivos y persistentes que causan ansiedad, así como por comportamientos repetitivos (compulsiones) que se realizan para aliviar esa ansiedad.
  3. Trastorno de pánico: caracterizado por ataques de pánico (miedo y malestar) repentinos e intensos que incluyen síntomas como palpitaciones, sudoración, temblores y dificultad para respirar.
  4. Agorafobia: caracterizada por un miedo intenso a estar en lugares o situaciones donde puede ser difícil escapar o recibir ayuda en caso de una crisis de pánico.
  5. Fobia social o específica: caracterizada por un miedo intenso y persistente a situaciones sociales o de desempeño en las que la persona puede sentirse juzgada o humillada, o a ciertos objetos, animales o situaciones específicas, como a volar.
  6. Trastorno de ansiedad por separación: caracterizado por una preocupación excesiva e inapropiada por separarse de una persona importante o de un lugar familiar.
  7. Trastorno por estrés postraumático. Tras haber estado expuesta una persona a un acontecimiento traumático, se vuelve a experimentar con recuerdos, sueños, síntomas de ansiedad y malestar psicológico intenso así como respuesta fisiológicas a estímulos que recuerdan el acontecimiento traumático.
  8. Trastorno de ansiedad inducido por sustancias/medicamentos. Provocado por sustancias como el alcohol, la cafeína, y el cannabis, y por medicamentos como sedantes, ansiolíticos, anfetaminas o fenciclidina

Es importante recordar que estos trastornos de ansiedad pueden presentarse en combinación entre sí o con otros trastornos mentales, y pueden variar en intensidad y gravedad.

En relación a los trastornos de pánico, hay estudios epidemiológicos y clínicos que han encontrado que se da el doble de veces en mujeres y que hay diferencias en la edad de inicio: antes en los hombres, sobre los 15-24 años, y sobre los 35-44 en mujeres. En éstas son más graves y hay comorbilidad (cuando ocurre junto a otro trastorno) con la agorafobia, TAG y trastorno de somatización (ansiedad extrema y exagerada a causa de síntomas físicos). También hay diferencias en los síntomas, predominando los síntomas respiratorios en mujeres y los gastrointestinales y sudoración intensa en hombres. Se ha descubierto a nivel del cerebro, mediante neuroimágenes que los hombres con trastorno de pánico presentan un tamaño menor de la amígdala derecha y la la zona de la corteza insular bilateral, mientras que las mujeres tenían una disminución más marcada en el giro temporal derecho, la corteza prefrontal dorsolateral y ventrolateral, corteza parietal y en el tálamo. Esto podría explicar la diferencia en los síntomas entre mujeres y hombre.

Los cambios hormonales de las mujeres pueden ser un factor en la mayor incidencia de estos trastornos en ellas, comprobándose que los cambios en las hormonas premenstruales contribuyen a los ataques de pánico.

En la agorafobia, se da en un 3-4% de hombres frente a un 7-9% en mujeres, con mayor severidad en los síntomas y deterioro de la calidad de vida.

El TOC afecta al 1-3% de la población y es el único trastorno en el que no hay diferencia entre sexos, aunque parezca según la creencia general que es más frecuente en hombres (será por el cine o la literatura quizás, en el que hay más ejemplos de hombres). Donde sí hay diferencias es en la edad de comienzo, antes en los hombres (pubertad), y en mujeres después de los 20, y asociado al embarazo. También hay diferencias en los síntomas, donde en las mujeres se da más en temas de limpieza y comprobaciones y en hombres los tics, con mayor gravedad y peor pronóstico.

En las fobias a animales se da en el doble de mujeres que hombres, un poco más en las fobias a situaciones como volar o sitios cerrados o altos, 9% frente a 12%. En la fobia social un 11% en hombres frente a un 16% en mujeres. Se ha comprobado en mujeres con este tipo de fobia social diagnosticadas que empeoran sus síntomas en la fase premenstrual del ciclo, y en el primer trimestre del embarazo.

Aún no se conoce por qué las tasas de ansiedad son más elevadas en mujeres, ni se saben los factores de riesgo antecedentes, se sospecha que pueden existir factores de vulnerabilidad (bioquímicos, hormonales y sociales) que expliquen la mayor prevalencia en la mujer, pero sigue sin identificarse los factores que originan las diferencias de sexo, concluye el estudio de Arenas y cols.(2009).

Desde una perspectiva biológica, se ha demostrado que los niveles de hormonas, como el estrógeno y la progesterona, pueden afectar los niveles de ansiedad en las mujeres. Además, los estudios han sugerido que las mujeres pueden ser más sensibles a los cambios hormonales, como los que ocurren durante el ciclo menstrual y el embarazo, lo que puede contribuir a un mayor riesgo de ansiedad.

Desde una perspectiva psicológica, se ha encontrado que las mujeres tienden a preocuparse más y a tener un mayor autoenfoque en sus emociones y pensamientos, lo que puede aumentar su vulnerabilidad a la ansiedad. Los hombres, por otro lado, pueden ser más propensos a suprimir sus emociones y no buscar ayuda cuando experimentan ansiedad, lo que puede contribuir a una subestimación de la prevalencia de la ansiedad en hombres.

Desde una perspectiva sociocultural, la presión social y las expectativas de género pueden desempeñar un papel en las diferencias de ansiedad entre hombres y mujeres. Por ejemplo, las mujeres pueden sentir más presión para cumplir con múltiples roles, como el cuidado de la familia y la carrera, lo que puede contribuir a niveles más altos de estrés y ansiedad. Además, las normas culturales pueden llevar a los hombres a sentir que la expresión de emociones, incluida la ansiedad, es una muestra de debilidad, lo que puede dificultarles buscar ayuda para su ansiedad.

Arenas, M. Carmen, & Puigcerver, Araceli. (2009). Diferencias entre hombres y mujeres en los trastornos de ansiedad: una aproximación psicobiológica. Escritos de Psicología (Internet)3(1), 20-29. Recuperado en 26 de marzo de 2023, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1989-38092009000300003&lng=es&tlng=es.

Eaton, W., Kessler, R.C., Wittchen, H.U. y Magee, W.J. (1994). Panic and panic disorder in the United States. American Journal of Psychiatry, 151, 413-420.       

Leskin, G.A. y Sheikh, J.I. (2004). Gender differences in panic disorder, Psychiatric Times, 21, 1-6.      

Lochner, C., Hemmings, S.M., Kinnear, C.J., Moolman-Smook, J.C., Corfield, V.A., Knowles, J.A., Niehaus, D.J. y Stein, D.J. (2004). Gender in obsessive-compulsive disorder: clinical and genetic findings. European Neuropsychopharmacology, 14, 105-113.  

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