Cambiando tu marco mental: la teoría del marco relacional puede mejorar tu bienestar emocional

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La teoría del marco relacional (RFT) es una teoría psicológica que explica cómo las personas construyen relaciones y significados entre los estímulos que experimentan en su entorno. En esencia, la teoría sostiene que los seres humanos construyen un «marco» de referencia para dar sentido a su experiencia, lo que les permite categorizar y organizar la información. La teoría de los marcos relacionales es una parte fundamental de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), una forma de terapia de tercera generación que se basa en la aceptación y la atención plena. El núcleo esencial del lenguaje y de la cognición de alto nivel es la capacidad de aprender y aplicar “marcos de relaciones”.

Vamos a verlo en un ejemplo simple: Si una persona aprende en un determinado contexto que A se relaciona con B de una forma determinada, y B con C, esto implica una relación de A y C en ese contexto. Si Pepe es más fuerte de Carlos, y Carlos más fuerte que Ramón, entonces Pepe es más fuerte que Ramón. Las relaciones bidireccionales y las redes que estas producen son la base fundamental de nuestra capacidad para el pensamiento simbólico. Las relaciones que aprendemos se vuelven cada vez más complejas y van más allá de las relaciones directas entre palabras y objetos concretos para referirse a relaciones abstractas, como que un objeto es el opuesto de otro, mejor o peor que otro, o más feo o más bonito, o más valioso que otro. La mente usa el lenguaje para entender características cada vez más complejas del mundo que nos rodea y de su funcionamiento.

Los marcos relacionales se refieren a las relaciones entre las personas y las cosas, así como entre las cosas mismas. Cuando las personas experimentan eventos en su entorno, comienzan a construir conexiones entre esos eventos. Estas conexiones pueden ser explícitas o implícitas, y pueden ser conscientes o inconscientes. Por ejemplo, cuando vemos una manzana, nuestra mente automáticamente hace conexiones con otros objetos relacionados con las manzanas, como los árboles frutales, el sabor de la manzana, el color rojo, etc. O con la ley de la gravedad de Newton.

La teoría de los marcos relacionales sostiene que los seres humanos construyen una serie de marcos relacionales en su mente, que se utilizan para dar sentido a los eventos en el entorno. Estos marcos son flexibles y pueden cambiar con el tiempo, y pueden ser influenciados por una variedad de factores, como la cultura, la educación, la experiencia, la edad y otros. Por ejemplo, una persona que creció en un ambiente en el que se valoraba la independencia puede construir un marco en el que el éxito personal y la autonomía son muy importantes. Por otro lado, una persona que creció en un ambiente donde la comunidad y la colaboración son altamente valorados, puede construir un marco en el que el éxito se mide en términos de contribución al bienestar comunitario. En el campo clínico, un ejemplo sería el de un toxicámano que relaciona droga con diversión, aunque por otro lado, en la terapia diga que les causa problemas y quiere abandonar su consumo.

En términos de bienestar humano, la teoría de los marcos relacionales tiene importantes implicaciones. La construcción de marcos relacionales positivos y saludables puede ser una fuente importante de satisfacción y bienestar. Por ejemplo, si alguien tiene un marco relacional saludable que valora el bienestar emocional, puede ser más propenso a adoptar hábitos saludables que promuevan la salud mental, como la práctica de la meditación o el ejercicio regular. Por otro lado, si alguien tiene un marco relacional negativo que valora la perfección, puede ser más propenso a sufrir ansiedad y estrés. Las relaciones desadaptativas que hemos afianzados no se pueden borrar, pero sí se podemos cambiar su función en nuestra vida.

La teoría de los marcos relacionales también tiene implicaciones para el tratamiento de los problemas de salud mental. La RFT sugiere que cualquier intento de cambiar el pensamiento es un arma de doble filo y puede ser peligroso cuando lo que se pretende es no pensar en algo, pensar menos en algo o solo pensar de una determinada manera. Por eso, si sabemos cómo funciona el lenguaje se podrá alterar a través de éste algunas conductas o pensamientos que no queremos (lo que realmente se cambia es la función que le damos a ellas). La ACT, por ejemplo, utiliza técnicas que ayudan a las personas a tomar conciencia de sus patrones de pensamiento y a desarrollar una mayor flexibilidad en la forma en que piensan y se relacionan con sus experiencias internas. Por ejemplo, si una persona tiene pensamientos negativos acerca de sí misma, la ACT puede ayudarles a desarrollar un marco relacional más flexible en el que pueden ver estos pensamientos como simples eventos mentales, en lugar de verdades absolutas. La RFT es la base de la ACT.

En la práctica, la terapia ACT puede ser utilizada para ayudar a las personas a superar una amplia gama de problemas emocionales y psicológicos.

Foto de Andrea Piacquadio

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