Una palabra muy usada en estos tiempos de crisis es la de emprendedor, hazte emprendedor, emprende, crea tu propia empresa,… como consecuencia de la precaria situación del mercado laboral. Pero tal vez se crean demasiadas expectativas en torno a este concepto y se crean ilusiones que después caen en saco roto.
Definiciones hay muchas y el término se ha utilizado desde que Colón emprendiera su viaje a las Américas, si no antes. Además de el ámbito económico, también hay factores sociales, psicológico y culturales que lo definen, así, podemos delimitar el concepto de emprendedor a aquellas personas que:
-Reconocen oportunidades y están constantemente atentos a nuevas oportunidades de negocio.
-Son capaces de realizar innovaciones, creando nuevos productos o servicios.
-Disponen de los recursos necesarios para poner en marcha su proyecto.
-Están dispuestos a asumir riesgos, comprometiendo su dinero, su futuro profesional y su prestigio.
-Quieren crear una empresa, que es acto básico del emprendimiento.
Una definición que abarca estos puntos es la de Varela (1998): Emprendedor es la persona que es capaz de percibir una oportunidad de producción o de servicio, y ante ella formula libre e independientemente una decisión de consecución y asignación de los recursos naturales, financieros, tecnológicos y humanos necesarios para poder poner en marcha el negocio, que además de crear valor adicional para la economía, genera trabajo para él y muchas veces para otros. En este proceso de liderazgo creativo, el emprendedor invierte dinero, tiempo y conocimientos, y participa en el montaje y operación del negocio, arriesgando sus recursos y su prestigio personal, pero buscando recompensas monetarias y personales (p.63).
En el proceso de emprendimiento se pasa por unas fases cuya esencia son el reconocimiento de oportunidades, la asunción del riesgo o la tenacidad para sacar adelante una idea innovadora.
Hay una serie de características de la personalidad que pueden explicar la conducta emprendedora:
Propensión a asumir riesgos, risk-taking propensity, la característica intrínseca de asumir riesgo es asumida por el emprendedor como algo natural, pero sin llegar a ser temerarios o imprudentes, calculan los riesgos que están asumiendo.
Perciben su éxito alcanzado o futuro en base a su esfuerzo o a sus acciones, no a causas externas como la suerte o el azar. Esto también influye en la disposición a asumir riesgos ya que subestiman la probabilidad de fracaso.
Tienen un concepto de autoeficacia alto, piensan que son capaces para organizar y ejecutar las acciones necesarias para llevar a cabo su proyecto. Estas personas son más persistentes, trabajan más duro, con más seguridad en ellos mismos, y se implican más.
Son proactivos y tienen una alta capacidad de iniciativa. la proactividad se entiende como acción en lugar de reacción, anticipándose a los problemas.
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