El concepto de inteligencia es uno de los que más interés ha suscitado a lo largo de la historia, desde mucho antes del nacimiento de la psicología. Hay muchas definiciones e incluso dependiendo de la cultura en la que nos encontremos el concepto adquiere connotaciones distintas, por ejemplo, en las culturas orientales se incluyen aspectos como la benevolencia, la libertad de convencionalismos o el juicio correcto, mientras que en paises occidentales adquieren más valor en su definición aspectos como la competencia social o la resolución de problemas.
Una definición de inteligencia podría ser la cualidad que comporta una mayor capacidad para adquirir y aplicar el conocimiento, la facultad de pensar y razonar, y la habilidad para comprender y sacar provecho de la experiencia. A lo largo de los años han surgidos muchas teorías o modelos sobre la inteligencia, como el modelo de la inteligencia A,B,C (potencial innato, manifestación en la vida diaria y la que miden los test psicométricos, respectivamente), o las metáforas de la inteligencia de Sternberg, sin embargo, los temas principales de discusión han sido la de considerar si está basada en procesos simples o complejos, cuál es su organización y si existe una única inteligencia o múltiples.
Sobre este último punto el psicólogo Howard Gardner (nacido en 1943) desarrolló la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Este psicólogo se graduó en la Universidad de Harvad como Doctor en Educación y en la actualidad es miembro del Proyecto Zero y profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston.
Frente al concepto clásico de inteligencia como algo unitario, cuantificable a través del cociente intelectual (CI), esta teoría postula que existen al menos nueve inteligencias diferentes. Todas las personas poseen estas inteligencias, aunque desarrolladas de modo particular, ya que recibimos distintas influencias del ambiente y de la cultura en la que crecemos, la cuales interaccionan con la base genética de cada uno. Así, unas personas destacan en unas áreas como las matemáticas, otras destacan en arte, y otras en las relaciones entre las personas, por ejemplo.
Gardner define la inteligencia como la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos en una o más culturas. Al ser una capacidad, se puede desarrollar, aunque no niega el componente genético. Todos nacemos con unas potencialidades marcadas por la genética, que se van a ir modelando por el ambiente, nuestras experiencias y por la educación recibida.
Los nueve tipos de inteligencia serían:
Inteligencia lingüistica, (la más desarrollada en los escritores), lógico-matemática, (la de los científicos), la espacial, (de los artistas, escultores), la musical, la corporal-cinestésica (actores, bailarines), la interpersonal (capacidad para determinar las emociones en los demás), intrapersonal (capacidad para entenderse a sí miso, autoestima y autocontrol), estas dos últimas formarían la inteligencia emocional, naturalista, y existencial (capacidad para reflexionar sobre cuestiones relacionadas con la existencia).
Con esta teoría Gardner pretente por una parte dar una visión de la inteligencia más abierta, desterrar el concepto de inteligencia psicométrica basada únicamente en la puntuación en los tests, y, lo más importante, promover el cambio en la educación, que debe orientarse más a descubrir las distintas inteligencias en los niños y fomentar su desarrollo. Hoy en día la educación en los colegios se ha enfocado al desarrollo de sólo unos tipos de inteligencia como la inteligencia lógico-matemática o la lingüistica, considerándose a los sistemas educativos como «half-brained», centrados en el desarrollo y uso de sólo una parte del cerebro. El Proyecto Zero, del que es co-director junto a David Perkins, investiga sobre el desarrollo de los procesos de aprendizaje en los niños, adultos y organizaciones desde 1967, sobre la base de la integración plena de las demás disciplinas consideradas también como inteligencia, colocando al alumno en el centro del proceso educativo, respetando las diferentes formas en que un individuo aprende en las diferentes etapas de la vida, así como las diferencias entre los individuos en la forma en que perciben su entorno y se expresan.
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