El conflicto nos acompaña desde que nacemos, ya desde pequeños aprendemos a negociar con nuestros hermanos y compañeros de clase, es la consecuencia -o tal vez una característica adjunta- del carácter sociable del ser humano. Se puede definir como la incompatibilidad entre las conductas, percepciones, objetivos, metas y afectos entre dos o más personas.
Pero es el mismo conflicto el que nos ayuda a seguir avanzando y desarrollar nuestras habilidades, pasando de unas etapas de la vida a otras.
Surgen así estilos personales de conducta en el manejo de conflictos que definen en un nivel superior a una cultura social agresiva.
Estas son algunas habilidades necesarias para manejar los conflictos:
Suscríbete para obtener acceso
Lee más contenido de este tipo suscribiéndote hoy mismo.
Deja una respuesta