En todas las misiones del hombre al espacio se tienen en cuenta los cambios en el organismo, comida, sueño de los astronautas… Además se tiene también en cuenta el estado psicológico de la tripulación para que la misión sea un éxito y no haya problemas de convivencia.
Vivir durante muchos días o incluso meses en un ambiente claustrofóbico, lejos de la tierra y con un trabajo con altas dosis de estrés puede provocar problemas psicológicos que también se tienen en cuenta a la hora de programar un viaje espacial. La falta de actividad física y la falta de gravedad permanente afecta a la circulación de la sangre, entre otras cosas, y esto puede afectar también a procesos psicológicos como la percepción o la atención. Se ha comprobado mediante el electroencefalograma, que la actividad del cerebro en reposo es diferente en órbita.A lo largo de la historia aeroespacial ha habido algunos fallos como consecuencia de problemas psicológicos de los astronautas, estos son algunos de ellos:
En 1973 se lanzó la misión tripulada Skylab 4 con destino a la primera estación espacial estadounidense. Las duras condiciones de trabajo estresaron a la tripulación, su agotamiento y los desacuerdos con el control de la misión desembocaron en que durante un día estuvieron con la radio apagada sin hacer caso a las órdenes procedentes de la Tierra.
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En 1976 la misión Soyuz-21 tuvo que ser suspendida y regresó de vuelta cuando los astronautas Boris Volynov y Vitaly Zholobov informaron de un extraño olor acre ( olor áspero y picante como el ajo o el fósforo) en el interior de la nave, ante el posible riesgo de un fallo técnico. Cuando se realizaron las comprobaciones en tierra no se encontró nada por lo que los expertos plantearon la posibilidad de hubieran sufrido alucinaciones (olfativas, en este caso).
Mucho antes de estos casos se publicó en 1959, antes del viaje del primer hombre en órbita terrestre, Yuri Gagarin, psiquiatras psicoanalistas (escuela de Freud) advirtieron que la separación de la tierra madre podría provocar ansiedad de separación, histeria y tendencia al suicidio, algo que afortunadamente nunca ocurrió.
Para evitar casos como los anteriores se editó en 2001 unas instrucciones para astronautas para hacer frente a una emergencia psicológica en el espacio. Ahora que el siguiente objetivo es Marte, estudiar el comportamiento humano en el espacio se hace fundamental para el éxito de las misiones futuras. Foto de Flickr
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